Este es el motivo más frecuente por el que se consulta a los pediatras. Es poco probable que exista una madre que en algún momento de la crianza de su niño, no se haya preocupado por la disminución (o pérdida) del apetito que les causa angustia, pues piensan que su niño puede desnutrirse o que enfermará por no comer como lo hacía anteriormente, sin embargo, el hecho que un niño no se coma todo el plato no significa que enfermará. Es posible que simplemente no le guste o que disfrute llevándole la contraria, para luego complacerse observando a la madre o padre preocupados (por manipulación), o disfruten con los juegos que le inventarán para que coma.
Pero antes de obligar a niños a beber un estimulante del apetito que, aunque no le hará daño, no resolverá el problema, resulta importante conocer los motivos por los cuales los niños disminuyen su apetito o rechazan los alimentos.
Estas causas son básicamente las siguientes:
· No necesitan más alimentos
· No les interesan los alimentos
· Razones psicológicas
· Enfermedades
1) No necesitan más alimentos:
"Aunque son los padres los que mejor pueden juzgar qué y cuándo deben comer sus niños, los que mejor saben cuánto deben comer son ellos mismos".
- Los niños necesitan menos calorías que un adulto para movilizar un cuerpecito más pequeño y el estómago de los niños es más pequeño, por ello las porciones para adultos pueden ser demasiado grandes para ellos.
- Los niños que realizan pocas actividades, como por ejemplo cuando se mantienen encerrados en casa viendo televisión o jugando videojuegos, tienen escaso apetito pues sus necesidades y requerimientos también lo son.
- Algunos niños pierden el apetito simplemente porque están sobrealimentados.
- A partir del primer año de edad, ocurre una desaceleración del crecimiento que se acompaña de una disminución fisiológica del apetito.
- Las comidas fuera del horario acostumbrado, en especial las golosinas o "chucherías" disminuyen su apetito. Esto resulta particularmente cierto en los casos en los que las madres, preocupadas porque sus niños no comen lo que ellas consideran necesario, terminan ofreciéndoles "bocadillos" con la intención de evitar la desnutrición, pero lo que realmente logran es disminuir más aún su apetito.
2) No les interesan los alimentos:
- Los niños, requieren ciertas normas de disciplina. Los cambios frecuentes en los horarios o lugares donde se alimenta un niño pueden alterar sus costumbres, haciéndolo perder el interés por los alimentos.
- La mayoría de los niños están más interesados en jugar y explorar que en comer. Para ellos la hora de la comida solo constituye una "perdida de tiempo".
- Muchos niños presentan "manías en el comer". Solo aceptan el mismo alimento, comida tras comida. Ante el primer rechazo de su niño hacia algún alimento y por temor a no verlo pasar hambre o que se desnutra, las madres corren a prepararle sus comidas preferidas, con lo que solo acentúan su comportamiento: el niño llorará y rechazará cada nuevo alimento, sabiendo que mientras más llore y más se resista a comerlo, más rápidamente le prepararán su plato preferido y mientras más caso se le preste., más insistirá en comer sólo ciertos alimentos.
3) Razones Psicológicas:
- Los seres humanos comemos para alimentarnos, no para complacer a nuestras madres. En estos casos el problema básico es de tipo emocional: la ansiedad de la madre, que se traduce por procedimientos que inventa para lograr que su niño se alimente, tales como: súplicas o amenazas, juegos y distracciones, sobornos, fuerza o violencia, a los que el niño reaccionará con mayor perdida del interés por la comida.
- Muchos casos de pérdida o disminución del apetito obedecen al recuerdo de eventos desagradables relacionados con el momento de la alimentación como por ejemplo obligar a comer a su niño durante una enfermedad aguda que cursa con pérdida del apetito.
- Las niñeras o sirvientas que en muchos casos deben ocuparse de la alimentación infantil, fuerzan la alimentación del niño de acuerdo a los deseos de la patrona, lo que puede originar rechazo a los alimentos, a la niñera e incluso a la madre.
4) Porque están enfermos:
Prácticamente TODAS las enfermedades producen, además de sus síntomas característicos, una verdadera inapetencia de origen orgánico; como por ejemplo: las infecciones agudas, la anemia por deficiencia de hierro y muchos trastornos renales. Tomando en cuenta que en los primeros años de vida los niños se enferman repetitivamente, llegando a veces a sufrir hasta unas 6 infecciones por año, se podrá entender porqué algunos niños se mantienen con poco apetito durante casi todo el año.
El temor a las enfermedades, y a sus posibles complicaciones o secuelas, hace pensar a todas las madres que la pérdida del apetito de su niño se debe siempre a una enfermedad, que amerita consultar al médico y practicar exámenes complementarios, pero lo usual es que la inapetencia sea causada por los factores mencionados anteriormente, por lo que resultaría simplista y hasta peligroso atribuir la inapetencia siempre a alguna enfermedad
Dra. Adilia D’Addazio
Pediatra- Nutrólogo
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